viernes, 1 de enero de 2010

Buenos Aires, hogar de mis amigos imaginarios

Me duelen las piernas, tengo ampollas en los pies. Caminé con cholas, flats, zapatos de goma y un día me quité un zapato para meter el pie en aguas de la Patagonia (Y así seguir con la tradición).

Caminé, caminamos, volvimos a caminar y caminamos un rato más.

"... Sí, es como te la imaginas, Buenos Aires es azul, amarilla, marrón, hermosa, pana, nostálgica y familiar... Yo siento que he estado aquí mil veces..." Así se la describí a quien se la había imaginado conmigo.

Desde que llegué lo único que hice fue ver caras y lugares conocidos.

Mi primera impresión de Buenos Aires fue nocturna. Al llegar al hotel me recibió un muchacho gordito, con el pelo parado, cara de españolito, quien me dijo que una vez había conocido a una venezolana que era una genia.

Argentino + gordito + cara de españolito + "Una vez conocí una venezolana... Era una genia" = Manolito.

El 25 de diciembre casi nada estaba abierto. Parecía que teníamos la ciudad para nosotros solos. Ese día caminé en cholas de la 9 de Julio y sus 18 canales hasta Puerto Madero. Ahí, mientras el resto buscaba la forma de la mujer bailando tango en el Puente de la Mujer, mi hermano y yo recordábamos la primera vez que conocimos Puerto Madero: Cuando el motorizado le roba las Nueve Reinas a Darín y las lanza al río (Punto álgido de la historia).

Seguimos caminando y yo seguía en cholas, llegamos, casi sin querer, a San Telmo, luego de pasarle por al lado al Luna Park donde se casó Maradona. Ya en San Telmo el destino era la plaza Chile. Así como cuando uno ve a un amigo de lejos, yo grité: "Ahí está", fue el "ahí está" más genuino de mi vida.

Sentadita en un banquito y justo al lado de su casa, Mafalda se tomaba fotos con otros amigos de ella que la iban a visitar. Ocho fotos después con Mafalda, nos tomamos un café y llegamos a la conclusión de que fácilmente podríamos vivir en San Telmo.

El final del día nos agarró en una calle llena de parejas agarradas de la mano. Parejas a mi izquierda, a mi derecha, en todas partes. Estábamos en Corrientes y parecía que muchos la habían invitado a caminar por ahí... Era como un loop de 11 y 6.

En el vuelo a Bariloche conocí a una señora que era un Cronopio, tenía los ojos saltones y dijo la frase más cómica del viaje (para mí). Ella quería sentarse con su hijo y mi hermano estaba sentado junto a otro señor que iba solo, luego de que mi hermano le cediera su puesto para que ella pudiera sentarse junto a su hijo, la señora le explicaría a su hijo lo siguiente: "El chico que estaba aquí es el hermano de aquella chica y el otro señor no era hermano de nadie."

Estuvimos 3 días en Bariloche. A ese lugar si que no había ido nunca y no conocía a nadie. Pero en el bosque de arrayanes había una bebé argentinísima y muy cómica, que seguramente se iba a parecer a Libertad cuando fuera grande, bueno "grande".

Las argentinas son ridículamente bellas. Son más bellas que los argentinos. En un restaurante alemán de Bariloche, todas las meseras se parecían a Yayita, la novia de Condorito.

De vuelta a Buenos Aires ya sabía que no íbamos a ir a Montevideo. No importa, pensé, lo bueno se hace esperar. Igual pude ir al puerto en el que Oliverio recita "No te Salves" frente al Río de la Plata y ahí tuve mi momento intenso del viaje. Llevaba mis flats plateadas ese día.

Volvimos al mismo hotel (Conte Hotel) pero esta vez estaríamos en el piso 9 (la primera vez nos tocó el 5). Cuando estábamos en la habitación 516 siempre miraba hacia abajo cuando me asomaba al balcón, para ver la calle me imagino. Cuando llegamos a la número 905, fui al balcón y miré para arriba, entonces pude ver muchos techos de Buenos Aires y en ese momento me acordé de Martín H.

El 31 a las 12 estaba en el Obelisco con sandalias nuevas y la mejor compañía del mundo: mi mamá, mi hermano y, por supuesto, mis amigos, amigos imaginarios de toda la vida que viven en el Sur.

Así recibí el año nuevo y así quiero pasar el resto de la década y de la vida, si es posible, rodeada de mi familia y buenos amigos, imaginarios y reales.

Cheers!

4 comentarios:

Maya Oviedo dijo...

mana, que vaina más bella. Yo también fui a Buenos Aires, van dos veces y espero que sigan muchas más. Esa ciudad es hermosa. Arte por todas partes. ¡que viva!

La Macorina dijo...

Por acá se extrañan las medias noches en el obelisco. Se extrañan los amigos verdaderos e imaginarios. Y caminar, sobre todo caminar. Qué fino que te haya gustado mi Baires querido :)

Débora Ilovaca Leiro dijo...

Jolieeeeeeeeeeeeee :) Qué hermosoooooooo este post. Y qué hermoso Buenos Aires visto por ti. ¡Feliz Año! Te amo. Muácata.

GBA dijo...

Amira que bueno este post! que manera de describir una ciudad, que bonito todo, quiero ir demasiado, en verdad demasiado bueno!

un beso