sábado, 19 de mayo de 2007

¿Es posible dejar de ser pendejo?

Mi mamá siempre cuenta que Arturo Uslar Pietri llamó una vez a una marcha a todos aquellos que se consideraban pendejos en este país, porque eran los únicos que no robaban. Mi mamá se considera pendeja y fue, y al primero que se consiguió fue a mi abuelo, su papá.

Entonces, si eso de considerarse pendejo y de hecho serlo, es hereditario, entonces yo hoy puedo decirles: 'Hola, soy una pendeja'.

Pero para aceptarse como pendejo son necesarias varias cosas, además de que tu mamá y tu abuelo lo sean. La cosa va más o menos así:

Primero necesitas cruzarte con unos 50 no pendejos en tu vida para que comiences a sospechar que lo eres, unos 50 más para que pienses que lo eres, pero no lo digas en voz alta, 50 más para que te atrevas a decirselo a tu mamá, y otros 50 más para ya aceptarte y resignarte.

Por eso Uslar Pietri pudo llamarse pendejo frente a toda Venezuela, en la televisión, porque a esa edad ya se debía haber cruzado con unos cuantos no pendejos, y seguro ya tenía un record de decpeciones a su haber.

De los pendejos se puede decir mucho, pero principalmente que le tenemos cariño a tres cosas: a los sentimientos (primero a los de los demás y luego a los nuestros), a la honestidad y a las leyes.

También es cierto que nuestro hobbie preferido es justificar a los otros, hasta que los otros no nos dan más chance para justificarlos, entonces es cuando nos decepcionamos. Los pendejos tratamos de comprender 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 veces... pero a la vez número 23, aproximadamente, es que aparece la decepción y la razón, y es entonces cuando abandonamos la tarea y entendemos que el otro no va a cambiar.

Generalmente los pendejos pasamos por este processo de justificación y decepción unas 7 veces diarias, lo que multiplicado por 7 días de la semana son 49 decepciones semanales, que multiplicado por 30, son unas 1470 decepciones mensuales, y por supuesto muchísimas más anuales.

Pues sí, los pendejos nos caracterizamos por necesitar de grandes cantidades -de no pendejos y de veces, en nuestra vida- para entender cómo son las cosas.

Por eso no es posible dejar de ser pendejo, porque no nos va a dar tiempo, porque cuando llegas al punto de aceptarte como tal, sin importar la edad en que se llegue a tal reonocimiento, te dices que ya para qué, y entonces continuaremos nuestra vida huyéndole a las peleas, porque siempre las perdemos, confiando en la raza humana y dándote la mano muchos más no pendejos que se ecargarán de reivindicar tu condición.

4 comentarios:

eusucre dijo...

Buenisimo esto! Esa marcha debe haber sido una ayuda moral generalizada, al ver que uno no era el unico pendejo!

Aunque, pensandolo bien, pendejos todos!
Quienes decepcionan a los pendejos tambien lo son!
Jejeje!

See you tonight!

c-e-s-a-r dijo...

JAJAJAJA... muy bueno Amirita.. en realidad es una pendejada, lo que significa que vale la pena leerlo... jejeje... en realidad sí hay que encontrarse a 50mil NO pendejos o "vivos" para decepcionarse y darse cuante lo depinga que es ser tan pendejo, y ademas enorgullecerse al saberlo... jejejejejeje...

bueno.. ya basta de pendejeras.. hablamos... bye


No te vi en ENVIVO...

Juan Miguel dijo...

No tengo palabras para describir mi apreciación por tu post.

Siempre he dicho a lo largo de mi vida que si tener un código de conducta, manifestar respeto por los demás, tener en estima términos y cosas como "honor" o "deber", me hace un pendejo, entonces soy pendejísimo.

Igual siempre puedes reírte por dentro de los "vivos". Lo único que me preocupa es la rabia ciega que asoma de tanto en tanto por los "súper vivos" y "súper pilas" que van por ahí blasfemando con su vida al pobre Maquiavelo. Pero eso ya tiene que ver con el monstruo del que hablaba Débora.

¿Pendejos del mundo, uníos?

Amira Saim dijo...

Uníos...