lunes, 7 de julio de 2008

Te invito un café...

Ya tengo la edad que tú tenías cuando me conociste, y sí, tenías razón en ese momento: uno está tan o más perdido que cuando tenía 17, mi edad cuando te conocí.

Ahora sería un buen momento para reencontrarnos y ver si a los 29 se está tan o más perdido que a los 23. Te confieso que sería un alivio que me dijeras que sí, porque así sabré que siempre estaré confundida o por lo menos sabré que hay alguien en el mundo tan confundido como yo: tú.

Hace dos meses que no nos escribimos, hace tres y medio que no hablamos por teléfono y hace 5 años que no nos vemos… ¿Qué puedes decir a eso? Yo diría que no importa, porque sé q te acuerdas de mí y porque yo me acuerdo de ti, en los más mínimos detalles que se parecen a ti.

Me pregunto cuándo te acordarás de mí: ¿cuando vas a Starbucks? ¿Cuando vas a Londres? (Ahí seguro que te acuerdas de mí) ¿Cuando intentas bailar salsa? ¿Cuándo escuchas ‘One” de U2? (No… soy yo la q se acuerda de ti cuando escucho esa canción. Quién se iba a imaginar que esa canción se podía bailar) ¿Los 31 de diciembre? O seguro cuando ves a Chávez en la TV.

Yo me acuerdo de ti cuando escucho flamenco, cuando voy a El Budare y veo la mesa que está debajo de la cabeza de animal que está ahí. Cuando veo una foto de Los Roques, cuando me tomo un latte con vainilla, cuando mi mamá le quita la cabecera a los asientos del carro y sólo mi hermano y yo sabemos que con eso es posible hacerse pasar por un ratón. Y cuando estoy triste.

Ya no me haces tanta falta como antes, pero me gustaría que estuvieras cerca para que pudiéramos tomarnos un café y conversar muchísimo, puede sonar muy extraño pero últimamente siento que tengo un cariño por ti como el q se le puede tener a un hermano mayor. (En lo que pueden evolucionar las cosas)

 ¿Sabías que la piel de tu barriga la tienes más reseca que la del resto del cuerpo? Sí, creo q sí lo sabes... Pero me gusta saber que yo también lo sé.

¿Todavía te comerás las uñas de la mano izquierda? Seguro, no creo q esa sea una manía fácil de dejar.

Todavía me pregunto cómo sabías lo de Jean. Ya no te debes acordar quién era Jean, pero el año pasado cuando me vi con María en México nos preguntamos lo mismo.

¿Por qué no te sentaste conmigo en el autobús para Cambridge?

¿Por qué no te has casado?

Tengo un secreto que te diré cuando te vea, espero que no te molestes conmigo. Es una mala manía que no me he podido quitar desde que viniste y es que ya es tan inocente que no tiene nada de malo. A veces pienso que lo hiciste a propósito y sabes que lo hago, pero también pienso que simplemente fue un acto inocente de tu parte.

¿Habrás terminado de ver “El lado oscuro del corazón”?

Todavía tengo tu bufanda anaranjada, y puedo jurar que a veces huele a tu perfume Burberry, cuando eso pasa digo que es que estás pensando en mí.

Gracias por cruzar el atlántico por mí.

 

Cónchale... Hoy te extraño.

4 comentarios:

Débora Ilovaca Leiro dijo...

Jolie, me hiciste llorar :) es muy hermoso este post... MUY hermoso...

eusucre dijo...

Ese "cònchale" describe todo...

exc post ami!

Beatriz E. Moreno dijo...

Hay gente que simplemente estara ahi para siempre!

Lo Que Está Sonando dijo...

Chama que buen post, que feo es sentirse asi, melancolico..=/

Saludos y felicidades por tu blog! =)