viernes, 18 de enero de 2008

De izq a der: Rebeca, Amira y Melina


Yo tengo 22 años y hoy me encontré con amigas que conozco desde hace 20.

Siempre fuimos tres, siempre vivimos en Bello Monte y, por alguna razón, en las fotos que nos tomamos juntas yo siempre estoy en el medio.

Nos conocimos en una guardería que se llamababa C.E.A y a cuya drectora llamábamos: 'la abuelita Dora'. Todavía no sabíamos leer y mucho menos sabíamos el significado de la palabra amistad.

Los primeros recuerdos que tengo de ellas, son de Rebeca disfrazada de bailarina, de un día que nos dormimos en unas escaleras de la guardería y de las siestas que hacíamos en unas colchonetas.

Luego llegó el colegio y cada una agarró su rumbo. Pero en cada cumpleaños estábamos ahí para soplar juntas las velas.

Luego llegó el bachillerato y de esa época no tengo recuerdos con ellas, porque simplemente nos dejamos de ver, pero eso sí, cada vez que volvíamos a vernos teníamos algo de que hablar, el mejor tema de todos: nosotras mismas.

Finalizado el bachillerato la mamá de Melina (Rosa) fue como el hada madrina que permitió que me fuera a Londres.

Ya en la Universidad volvimos a estar las tres juntas en el cumpleaños 19 de Rebeca, Melina y yo fuimos hasta su casa y yo me enamoré del Guernica que había pintado su papá, del ajedréz que había hecho ella para una entrega de Arquitectura y por supuesto, quería robarle una de sus Barbies; mala costumbre que he tenido desde que jugábamos con ellas, hace bastante tiempo atrás.

Yo estudié Comunicación Social en la Católica, Melina Ingeniería Geofísica en la Simón Bolívar y Rebeca Arquitectura en la Central. Yo termino mi carrera en Julio de este año, Melina en Abril y Rebeca en el 2010. Melina tiene siete años con su novio y todavía está enamorada, Rebeca terminó hace un mes con su novio, luego de estar siete años juntos y ahora está enamorada de otro y yo... Creo que no hace falta hablar de eso.

No tenemos nada que ver una con las otras, no nos parecemos en nada y hasta pueden pasar años sin que nos veamos las caras, pero eso sí, al volvernos a ver no nos quedamos calladas ni un momento, hablamos de cada una con las mismas ganas que tenemos de saber de las otras, porque es que nos conocemos y a la vez no.

Cada vez que nos encontramos nos volvemos a conocer, siempre con el mismo cariño, con la misma risa constante de Rebeca, con la calma de Melina y con las mismas promesas de volvernos a ver pronto, aunque en el fondo sepamos que es posible que no sea así.

Y la verdad es que me gusta esta idea de amistad, en la que las quiero simplemente porque las quiero, igualito como las quería cuando no sabía leer y mucho menos me preocupaba por el significado de la palabra amistad.

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