En esta esquina el cerebro, vestido de corbata, bastante formal... en la otra el corazón, perdiendo la pelea, y aunque aún late, está apunto de que le cuenten diez.
Yo no organicé esta pelea. A mí me trajeron sin querer venir.
¿A quién apostar si quiero que ganen los dos?
Yo no organicé esta pelea. A mí me trajeron sin querer venir.
Retirarse es de cobardes; pero quedarse a pasarla mal es de pendejos.
Repito... Yo no organicé esta pelea. A mí me trajeron sin querer venir.
... Y sin avisarle, el cerebro le dio un golpe por la espalda a su contrincante... Así, con trampa, el corazón perdió la disputa... Así... con trampa.
2 comentarios:
Habría q preguntarse si este es el último round?
Pq desde donde yo lo veo... el corazón es el que hace trampa la mayoría de las veces...
No te creas, Us. Eso depende de la persona. En mi caso particular, mi cerebro es un patético perdedor. Siempre se deja ganar.
Pero allá afuera hay gente que ni siquiera sabe que tiene corazón...
Así que todo depende.
Tal vez es mejor que gane el cerebro.
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